Emprendiendo por la fuerza

Cuando ya estaba cogiendo ritmo con este blog ha pasado algo que me ha hecho replantearme muchas cosas, así que puede que pase unos meses sin escribir hasta que vuelva todo a la «normalidad».

Y es que aunque llevo tiempo con la sensación de que necesito un cambio, la comodidad de un trabajo «estable» es muy golosa. Siempre piensas, «buuf, no puedo más, un día de estos lo dejo y me dedico a lo que me gusta realmente» y mientras tanto, te convences de que la hora escasa que le dedicas a tu proyecto de vida y verdadera vocación, es suficiente, y que ya avanzarás poco a poco.

Pero seamos sinceras, cuando tienes que trabajar (ya sea media jornada o jornada completa) y llegas a casa con el cerebro hecho papilla, lo que menos te apetece es ponerte a trabajar en tu emprendimiento. Es por eso que mi jefe ha tenido la consideración de darme la oportunidad de tirarme de cabeza a mi proyecto sin red de seguridad…vamos, que me ha despedido.

Así que con mis muy muy escasos ahorros y una furgo alquilada de 8 metros cúbicos, vuelvo al punto de partida, a ver si esta vez me sale un poco mejor.